Cosas que pasan
Ha pasado tanto tiempo entre tus luces, las sombras de la calle, lo titiriteros en la puerta esperando limosnas y la curva de tu espalda hasta las cicatrices de tus gemelos. Ha pasado solo un instante desde que te vi pasar, se cerró mi alma intentando a medias no dejarte entrar, error garrafal, fallo estrepitoso contra el sofá. Han pasado lustros, o a mí me lo parecen, desde el adiós que todo lo cura, que todo lo esconde sin saber qué viene detrás, la congoja y el miedo, las lágrimas al borde de ataques de nervios. Han pasado horas, días, semanas o meses, difusos por el velo del tiempo, los aclara el calendario sentencioso, puntualiza instantes congelados, acentúa claroscuros anidados, de felicidad amagos. Ha pasado tan poco y tanto a la vez, desde el roce de tus dedos resonando en mi palidez, que he querido perderme en sueños y recuerdos por si allí te vuelvo a ver.