Prender
Hemos prendido la llama de lo que no se apaga con un saludo, de lo que no se evapora con un adiós. Hemos prendido a tu ropa una medalla, un emblema que conmemora una batalla sin claro ganador. He prendido en el tiempo de un reloj que ni funciona, ni me interesa, para distraer la vista. He prendido la esperanza de una cuerda, deshilachada y fina, ademejada al miedo de quien camina al patíbulo. He prendido mi cordura del tendedero, al sol de mi patio, lejos de la lluvia de mis pensamientos, esperando a que seque, a que no quede nada, se desvanezca y ya no me importe. Lo único que no he prendido, no lo he cogido, mostrado o dividido, son mis intenciones, para que no las quemes, para que no las prendas, para que no me hieras.