Retiradas

Retírate a un lugar
donde no lluevan inviernos,
donde no haya cantos
de pájaros coloridos,
ni bellas vistas
al olvido de tus días.
Retírate a los brazos
de la fría y oscura
soledad,
donde no te encuentren
las mañanas nubosas,
los cantos de sirena,
ni las lágrimas
del color de las chirivías.

Vete lejos,
huye de tus realidades,
de tus miedos banales,
de los colores rosados
que tiñen el amor.
Vete lejos,
no vuelvas la mirada
hacia un pasado desaliñado
de dudas en los ojos,
amargo el fervor.

Corre siempre al frente,
al son de las campanas
de una iglesia que te llora
ávida de tu regreso,
aún con todo muerto.
Corre sin demora,
hacia paraderos lejanos,
sin nomenclatura que los guarde,
ni conocimiento alguno
de aquello que es cierto.

Retírate,
vete,
huye,
corre, yo no puedo.
Sólo recuerda,
querido pasajero,
que esos pensamientos
no son más que miedo.

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