Veía el mundo de colores apagados, solitarias las miradas escarchadas, segunderos estancandos, esperanzas adormiladas. La piel moribunda en un pasillo, automedicaciones torpes de hospital, complicado todo lo sencillo, celebraciones del mal. Sentía vaciarse el alma por el sumidero, pensamientos de espaldas al mar, espirales saladas, enormes las ganas de volverte a abrazar. Una brisa pasajera de madrugada, un sabor que se quería quedar, me salvaste de mi avismo, lo haces cada día al despertar. Se heló todo el universo con nosotros ardiendo en tu salón, una burla se posó en mis ojos, guerra declarada merecedora dela pasión. Todos los besos y las declaraciones, las caricias y miradas, todas tus locuras con las mías, las que nos quedan por hacer. Cada una de las notas de nuestra canción, cada uno de los gestos cómplices, cada partida y cada encuentro, cada manera de querernos. Se me acabarían las palabras, el sentido del tiempo y la razón, se me cortaría hast