Poema VII. Sobre la momentaneidad de los tiempos
Se ha venido a parar el tiempo
en este momento,
breve pero intenso,
en el que la complicidad nos enlazaba
y nos llenaba una sola mirada.
Se ha parado
aquí y ahora,
con desconcierto de la gente,
con un silencio que me envuelve.
Detenido me busca,
me observa jocoso.
Sabe que me asfixia,
que me mata poco a poco
el saber de una muerte prematura.
Detenido me examina,
se ríe a carcajadas
de saberse poseedor
de lo que tanto quería.
Se ha parado el tiempo en un segundo,
para romperme la razón,
o tal vez sólo la voz.
Se ha parado para quebrarme
la poca cordura que me queda
en dos.
en este momento,
breve pero intenso,
en el que la complicidad nos enlazaba
y nos llenaba una sola mirada.
Se ha parado
aquí y ahora,
con desconcierto de la gente,
con un silencio que me envuelve.
Detenido me busca,
me observa jocoso.
Sabe que me asfixia,
que me mata poco a poco
el saber de una muerte prematura.
Detenido me examina,
se ríe a carcajadas
de saberse poseedor
de lo que tanto quería.
Se ha parado el tiempo en un segundo,
para romperme la razón,
o tal vez sólo la voz.
Se ha parado para quebrarme
la poca cordura que me queda
en dos.
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