Tú.

De la tormenta
y lo torrencial
apareciste tú.
De la lluvia
y los colores,
la miel en tu mirada,
y las noches sonrosadas.
De los cuentos,
de la labia,
las historias que no acaban,
las canciones que nos maclan.

De lo sórdido
y lo divino,
apareciste tú.
De tus manos
con las mías,
del saber de tus encantos,
de un adiós a lo demás.
De esperanzas,
de pasiones,
de las más bellas emociones,
de sencillos corazones.

Apareciste tú,
de la nada y sin saberlo,
de cosas que no debo,
de sonrisas por las que muero.

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