Ojos de otoño

Caí en el azar
y en la pérdida de lo perdido,
gozando de victoria
inexistente y fortuita,
sencillamente azul
un reflejo de tu mirada
jugando con mis colores,
dura madera,
me envolviste.

He caído
en el pozo de tus encantos,
ingenua y taciturna
esperanza clama mi huida:
"Al albor de tus destellos
seguiré a quien me hechiza"
pasmada, comedida.

En ese bosque
de tus ojos de otoño,
he perdido mi voz
y mi voto,
he dejado a lo profundo
consumir mis alegrías,
y si por fortuna te encontrase,
serías esa luz,
clara y de día.

No hallo ni quiero,
la salida de mi enredo,
ni de mi manos
paseantes de tu pelo,
ni del amor,
siquiera del desenfreno,
de mi osadía de buscarte
sin descanso ni demora.

Encuentro al fin el agua,
oasis del desierto mío,
ilusión maldita
jocosa de mis emociones,
tiembla el desengaño
con suave canción de cuna.

Muero ahora
en estos versos
por la desdicha de no encontrarte,
de no tenerte,
de que no me ames.
Muero ahora
en este instante,
en el momento de tu ida,
en el anuncio de tu llegada.
Muero ahora
extenuada,
con la voz apagada,
sin razón
por la razón de mi vivir.

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